Hace ya casi un año en marzo del 2015 se liquidó el convenio que el Gobierno de Cantabria mantenía con la Federación Cántabra de Espeleología en materia de espeleosocorro. En esas fechas me convocaron a una reunión para valorar la posibilidad de retomar el modelo de espeleosocorro que habíamos desarrollado con anterioridad.
Se trata de un modelo holístico que encare el problema en su totalidad y desde todos los puntos de vista. No pretendemos ser una mera herramienta de socorro para el caso de que se produzca un accidente. Se ha demostrado que esto para las peculiaridades de Cantabria no basta.
En aquella reunión acordamos que aun no teniendo un contrato en caso de accidente acudiríamos en socorro.
Valoramos la figura jurídica más adecuada para encajar este servicio tan especial y poco frecuente. Así estudiamos cinco formas de organización: club, federación, empresa, agrupación local de protección civil y fundación sin ánimo de lucro. Optamos por la última por ser la que mejor se adapta a esta problemática, por englobar a deportistas y profesionales no federados, de distintos clubes, de distintos ámbitos geográficos que una agrupación local, sin la limitación formal de una empresa y sus cuestiones fiscales y laborales. A su vez valoramos la forma de financiación y tras valorar una forma variable: pago por rescate, frente a una tarifa plana: una partida económica única independientemente del número de rescates. Optamos por esta última fijando estadísticamente la cuantía en 30.000 €.
Durante este año han sido cinco las movilizaciones en las que hemos participado (y que hemos facturado por 1200 €).
El gobierno de Cantabria por su parte se comprometía en un plazo corto de tiempo a resolver el tema del contrato, poniéndonos como horizonte comenzar con el segundo semestre del año, julio 2015. En el mes de mayo hubo elecciones regionales y cambio de gobierno, lo que razonablemente retrasó este tema. En septiembre le pedimos al gobierno de Cantabria que agilizara los trámites pues no podíamos permitirnos perder el otoño y la primavera, épocas adecuadas para la formación, los ejercicios y las prácticas.
En cualquier caso y por ser conscientes de la dificultad y el tiempo que lleva consolidar un grupo eficaz, iniciamos por nuestra cuenta y riesgo las tareas de organización (protocolos, pirámides de llamada, captación de socorristas etc), comenzamos con la formación, primero con un curso para socorristas y un simulacro que por cuestiones administrativas no pudo ser.
A finales de año y ya con el horizonte de un año completo hemos propuesto y organizado un potente calendario de espeleosocorro con más de 250 horas de formación, 6 actuaciones de revisión de las travesías más demandadas para así, en una rotación de 4 años tenerlas todas controladas y en buen estado de revista. Hemos planteado un curso para sanitarios, que es la piedra angular de cualquier intervención de socorro, mas 6 salidas a cueva a lo largo del año para que adquieran la confianza necesaria, la soltura e independencia a moverse por este terreno. Reequipamiento preventivo de tres grandes verticales con materiales inox. Una práctica interna y la participación en un simulacro general. Pues bien la respuesta del técnico experto de la casa, Protección Civil, es que ellos no nos han pedido nada de esto. Lo único que quieren es que si hay un rescate levantan el teléfono nos llaman y esperan que seamos capaces de responder.
Tras un año de gestiones no han sido capaces de gestionar y tramitar un contrato. A finales de otoño sacaron un concurso con un pliego de condiciones de imposible cumplimiento. Pedían en una cláusula un seguro de accidentes que cubriera 50 €/día de baja en caso de accidente. Ninguna compañía aseguradora consultada, de las 14 consultas realizadas, ha querido formalizar una póliza para un grupo de rescate que atienda esto. Una fractura de tobillo, con una baja de dos meses le supone a la compañía 3000 € indemnizatorios, por lo que la única que estaba dispuesta a considerar esto, proponía una póliza de más de 20.000 € para un contrato de espeleosocorro de 30.000 €. Osea la compañía de seguros se llevaba de mano 20.000, el resto para rescates.
Hartos de esperar hace 10 días pedimos una reunión para intentar desatascar este asunto. Ayer en una tensa reunión nos dicen que si no hay contrato es por que no hemos sido capaces de gestionar una póliza de seguro. Que ellos solo quieren tener un número de teléfono en caso de accidente al que llamar para que resuelva el rescate. La formación y las prácticas es cosa nuestra que para eso hemos formalizado un contrato y nos pagan. El material de intervención no nos lo dejan para ejercicios, prácticas y formación de sanitarios que se desgasta. Que no saben cuanto van a tardar en volver a sacar a concurso el contrato, tras declarar desierto el anterior. Pese a todo hemos creado una fundación aportando de mi bolsillo 7.500 € como aportación social (con compromiso de llegar a 30.000 € en los próximos cuatro años) he tenido que poner 2.750 € de fianza para un contrato no adjudicado y que aún no nos han devuelto. Hemos formalizado tres pólizas de seguro (RC, formación y accidentes) por valor de 1.215 € a su demanda. Pero a pesar de todo dicen que si pasa algo aún sin tener contrato y no colaborar con nosotros en todas estas tareas mencionadas nos llamarán para que acudamos al rescate, que es nuestro compromiso verbal adquirido.
Pues bien, así no funciona la cosa. Es importante que sepa el gobierno de Cantabria que todo lo que hemos hecho ha sido por amor al arte, poniendo nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestro material, nuestra buena voluntad y las broncas con la familia y amigos, mientras que el organismo que legalmente ha de dar respuesta a un accidente en cueva, aún no ha entendido la verdadera naturaleza del problema, y por lo tanto la solución a adoptar. Creo que hemos demostrado suficientemente nuestro compromiso con el espeleosocorro en Cantabria, cuando en realidad quien tiene que tirar del carro es el Gobierno. Veremos que pasa.
fdo. Martín González Hierro. Ramales de la Victoria 26/02/2016