VOLVEMOS A LA CARGA.
24 y 25 de abril si la situación de la pandemia de SARS CoV2 nos deja
Presentación:
Hace algún tiempo fue noticia que unos deportistas madrileños al descender una cavidad de Cantabria se encontraron con un auténtico vertedero de residuos sólidos urbanos. Ver noticia.
Como de costumbre en la prensa, el titular deja mucho que desear al tratar el vertedero como «municipal» cuando probablemente sea de uno o dos vecinos de la zona. En cualquier caso, se trata de un acto inaceptable y que pone en serio peligro el área de recarga del acuífero y todas las cavidades asociadas a él.
Ante tal situación proponemos el siguiente plan de limpieza:
Antecedentes:
La torca del Portillero del Tocornal fue explorada por el Speleo Club Dijon en los años 80, reexplorada por el club Lobetum de Cuenca y más recientemente por el colectivo Matienzo Caving británico.
La boca de acceso consiste en una grieta de 8×2 m.
Da acceso a un primer pozo de 22 de cuyo pie parten tres modestas galerías.
Una de ellas, descendente y ocupada por un gran bloque concrecionado, conduce enseguida al borde del gran pozo de la Odisea, de -207 m, cuyo volumen se estima en 87.000 m3
Ubicación: se sitúa en el lugar del Tocornal, municipio de Ruesga y muy próximo al municipio de Arredondo. El mejor acceso es desde el ayuntamiento de Arredondo, carretera local a Llaneces.
Coordenada X: 451635
Coordenada Y: 4793247
Altitud: 560 m.s.n.m.
Objetivos:
Es fácil de entender que el objetivo de este trabajo es la limpieza y recuperación ambiental de la torca del Tocornal, y en lo posible llamar la atención sobre el vecino, o vecinos que la están utilizando como vertedero, para que abandonen estos comportamientos.
Las fechas previstas para esta tarea son los días 1 de febrero, 21 y 22 de marzo del 2020.
Participantes:
Esta campaña de limpieza está abierta a todos aquellos voluntarios que deseen participar, tanto en el interior como en el exterior de la cavidad, transportando los residuos hasta un contenedor apropiado.
La Fundación Espeleosocorro Cántabro cuenta con personal, material, equipos y seguros de RC y accidentes suficientes como para asumir en solitario esta tarea, sin embargo y debido al efecto demostrativo que puede tener estamos abiertos a la colaboración con otros colectivos y clubes deportivos.
Los días previos a la actividad y una vez conocidos con detalle los participantes daremos parte de los mismos a nuestra compañía de seguros, tal y como hacemos habitualmente.
Además contamos con la colaboración de los Ayuntamientos de Ruesga y Arredondo y con el personal y equipos de MARE, que nos facilitarán un contenedor para la deposición y gestión controlada de los residuos que extraigamos.
Metodología:
En un primer momento se trabajará bajo el supuesto de cavidad hipóxica. Dado que se consideran residuos sólidos urbanos o asimilados y estos pueden dar lugar a fermentaciones que desplacen al oxígeno, la primera bajada será bajo la consideración de cavidad con riesgo de existencia de gases y bajo nivel de oxígeno. Por lo tanto se seguirá lo indicado en la NTP 223 Trabajos en recintos confinados. Esta primera incursión se realizará el 1 de febrero.
El aire contiene un 21% de oxígeno. Si éste se reduce se producen síntomas de asfixia que se van agravando conforme disminuye ese porcentaje.
La asfixia es consecuencia de la falta de oxígeno y esta es ocasionada básicamente al producirse un consumo de oxígeno o un desplazamiento de este por otros gases.
En la siguiente tabla se indica la relación entre las concentraciones de oxígeno, el tiempo de exposición y las consecuencias.
Por otra parte se puede producir intoxicación por otros gases, en nuestro caso provenientes de la fermentación aeróbica de los residuos:
La concentración en aire de productos tóxicos por encima de determinados límites de exposición puede producir intoxicaciones agudas o enfermedades. Las sustancias tóxicas en un recinto confinado pueden ser gases, vapores o polvo fino en suspensión en el aire.
La aparición de una atmósfera tóxica puede tener orígenes diversos, ya sea por existir el contaminante o por generarse éste al realizar el trabajo en el espacio confinado.
La intoxicación en esta clase de trabajos suele ser aguda ya que la concentración que la produce es alta. Si la concentración es baja las consecuencias son difíciles de detectar debido a la duración limitada de este tipo de trabajos. Si son repetitivos pueden dar lugar a enfermedades profesionales.
Junto al riesgo de intoxicación se pueden incluir las atmósferas irritantes y corrosivas como en el caso del cloro, ácido clorhídrico, amoníaco, etc.
Solamente para algunas substancias como el CO2, SH2, Cl2, NH3 se conocen las concentraciones que producen efectos letales y daños funcionales a órganos de seres humanos
Para la mayoría de sustancias tóxicas se desconocen las concentraciones límite que generan daños agudos en personas.
A título orientativo es recomendable consultar los valores CL50 (concentraciones letales en ratas) concentración de contaminante en aire que genera la muerte del 50% de una muestra de ratas de características determinadas en un tiempo de exposición de 4 minutos y los valores TWA-Stel que son las concentraciones máximas admisibles para una determinada substancia establecidas por la ACGIH (American Conference Governmental Industrial Hygienists) para un tiempo de exposición de 15 minutos, a partir de los cuales es posible la generación de efectos agudos. También debe remarcarse el efecto narcotizante de algunos contaminantes como el SH2, el cual en pequeñas cantidades huele a huevos podridos pero en cantidades grandes ya no se advierte, ocasionando la intoxicación mortal.
También se debe destacar la peligrosidad de aquellos contaminantes como el monóxido de carbono (CO) que no es detectable olfativamente.
Es de esperar que los gases más ligeros abandonen la cavidad siendo sustituidos por aire del exterior.
Medidas preventivas para el control de trabajos en la atmósferas peligrosas
La adopción de medidas preventivas debe efectuarse tras una escrupulosa identificación y evaluación de todos y cada uno de los riesgos existentes.
A continuación se exponen las medidas frente a los riesgos específicos.
Autorización de entrada al recinto:
Esta autorización es la base de todo plan de entrada en un recinto confinado. Con ella se pretende garantizar que los responsables de producción y mantenimiento han adoptado una serie de medidas fundamentales para que se pueda intervenir en el recinto.
Es recomendable que el sistema de autorización de entrada establecido contemple a modo de check-list la revisión y control de una serie de puntos clave de la instalación (limpieza, purgado, descompresión, etc.), y especifique las condiciones en que el trabajo deba realizarse y los medios a emplear. Ver Anexo I
Las características generales de dicha autorización vienen detalladas en la Nota Técnica de Prevención NTP-30 «Permisos de trabajos especiales».
La autorización de entrada al recinto firmada por los responsables de producción y mantenimiento y que debe ser válida sólo para una jornada de trabajo, debe complementarse con normativa sobre procedimientos de trabajo en la que se regulen las actuaciones concretas a seguir por el personal durante su actuación en el interior del espacio Medición y evaluación de la atmósfera interior
El control de los riesgos específicos por atmósferas peligrosas requiere de mediciones ambientales con el empleo de instrumental adecuado.
Las mediciones deben efectuarse previamente a la realización de los trabajos y de forma continuada mientras se realicen éstos y sea susceptible de producirse variaciones de la atmósfera interior.
Dichas mediciones previas deben efectuarse desde el exterior o desde zona segura. En el caso de que no pueda alcanzarse desde el exterior la totalidad del espacio se deberá ir avanzando paulatinamente y con las medidas preventivas necesarias desde zonas totalmente controladas.
Medición de oxigeno
El porcentaje de oxígeno no debe ser inferior al 20,5%. Si no es factible mantener este nivel con aporte de aire fresco, deberá realizarse el trabajo con equipos respiratorios semiautónomos o autónomos, según el caso.
Vigilancia externa continuada
Se requiere un control total desde el exterior de las operaciones, en especial el control de la atmósfera interior cuando ello sea conveniente y asegurar la posibilidad de rescate.
La persona que permanecerá en el exterior debe estar perfectamente instruida para mantener contacto continuo visual o por otro medio de comunicación eficaz con el trabajador que ocupe el espacio interior. Contará con equipo de respiración autónoma por si fuera necesaria su intervención en el interior de la cavidad
Dicha persona tiene la responsabilidad de actuar en casos de emergencia y avisar tan pronto advierta algo anormal. El personal del interior estará sujeto con cuerda de seguridad y arnés, desde el exterior, en donde se dispondrá de medios de sujeción y rescate adecuados, así como equipos de protección respiratoria frente a emergencias y elementos de primera intervención contra el fuego si es necesario.
Antes de mover una persona accidentada deberán analizarse las posibles lesiones físicas ocurridas. Una vez el lesionado se haya puesto a salvo mediante el equipo de rescate, eliminar las ropas contaminadas, si las hay, y aplicar los primeros auxilios mientras se avisa a un médico.
Selección de EPI’s a utilizar:
Todos los participantes en las tareas de limpieza en el fondo de la cavidad, así como los que se queden fuera como recurso preventivo estará dotados de equipo completo de trabajos verticales facilitado por la Fundación ESOCAN. Casco con iluminación y emisora.
La ropa a utilizar será un traje de protección química tipo 6 seleccionado de acuerdo al protocolo facilitado por nuestra mutua de prevención de accidentes.
Además utilizarán guantes de goma de protección 2-3-3-2
Todas las tareas en el interior de la cavidad estará supervisadas por un recurso preventivo formado en rescate vertical.
Sábado 1 de febrero del 2020:
Un grupo formado por al menos 4 espeleólogos procederán a revisar y analizar el estado de los anclajes y estimar de modo aproximado el volumen de residuos a retirar y planificar las tareas. No entrará nadie que no haya sido notificado con el Permiso para Trabajos Especiales que se indica en el anexo I
El primer espeleólogo descenderá dotado de un data-logger de medición del nivel de oxígeno de la cavidad, así como su posible estratificación. En caso de que el nivel de oxígeno esté por debajo del 19 % se retirará. Llevará consigo una emisora para mantener contacto con el espeleólogo que supervisará la maniobra desde la cabecera de la instalación.
Todos los espeleólogos contarán en esta operación con equipamiento de trabajos verticales profesional. Este tipo de arnés permite tres puntos de anclaje, así se utilizará el ventral para las maniobras propias de usuario dejando los otros dos para posibles maniobras de rescate y evacuación.
En el exterior de la cavidad mientras baja un primer espeleólogo permanecerán al menos otros tres en situación de espera. El primero en bajar descenderá por una cuerda e irá anclado a su punto de enganche esternal con otra cuerda que será gestionada por los recursos preventivos en el exterior y que servirá para su evacuación en caso de ser necesario. Uno de los socorristas actuando de recurso preventivo estará a la espera con equipo de respiración autónoma preparado.
Una vez en la base del primer pozo se comprobará el nivel de oxígeno y el volumen aparente de RSU existentes. Con ayuda de un distanciómetro se hará una radiación cerrada de la sala que ocupa la base del pozo y la altura aproximada del vertedero. Con estos datos calcularemos los volúmenes a retirar, tiempos, necesidades materiales etc.
Sábado 24 y Domingo 25, abril 2021:
El ayuntamiento de Ruesga en colaboración con MARE, está gestionando la colocación de un contenedor de RSU en las proximidades de la cavidad, en el que depositaremos los residuos que se extraigan.
Colocaremos en las proximidades de la cavidad dos carpas para la estancia, vestuario y comida de los participantes, así como para el control de las tareas de limpieza.
Procedimiento de actuación:
El procedimiento de acceso a la cavidad será el mismo que el indicado anteriormente. En estas jornadas bajarán dos parejas de espeleólogos, con la misma equipación de trabajos verticales, y manteniendo un recurso preventivo en la cabecera del pozo. Todos ellos portarán emisoras de corto alcance. Contarán con traje de protección química tipo 6 y guantes.
En el exterior se mantendrán en este caso cuatro espeleosocorristas en retén y relevo de los que están trabajando en el interior.
El control del nivel de oxígeno en la base de la cavidad será permanente.
La evacuación de los residuos se hará por medio de sacos de gran volumen que serán izados siguiendo técnicas de espeleosocorro.
Cada pareja, en turnos de 90 minutos de trabajo, llenarán sacos que transportará a la base del pozo desde donde será izado por los espeleólogos que se encuentran en la superficie coordinados por el recurso preventivo que se situará en la misma boca. Una vez en la superficie estos sacos serán transportados por otros voluntarios hasta el contenedor de MARE colocado lo más cerca posible de la cavidad. Así sucesivamente hasta la finalización de los trabajos.
Tras la limpieza del primer pozo se examinará el resto de la cavidad y se valorará la necesidad o no de planificar sucesivas campañas de limpieza, especialmente del pozo de la Odisea de 207 m.
En caso de ser necesaria la limpieza de la base de este pozo se re-instalará el mismo con anclajes químicos en acero inox y se diseñará otra campaña específica para el mismo.