Presentación:
El presente documento tiene por objeto analizar las técnicas y materiales utilizados para la actividad de deportistas con discapacidad en deportes en la naturaleza, como paso previo para adaptar estas técnicas y materiales a la práctica de la espeleología.
El ámbito de los deportes en la naturaleza es demasiado amplio como para analizarlo en su totalidad. Sería una tarea enciclopédica. Por este motivo nos centraremos en los deportes que tengan alguna similitud con la espeleología, bien por que comparten escenario de actividad o por compartir técnicas y materiales.
De la misma manera el mundo de la discapacidad es enorme, pretender estudiar las necesidades de todas y cada una de las situaciones posibles se escapa al alcance de este estudio. Nos centraremos por lo tanto en analizar las necesidades y técnicas utilizadas por otros colectivos en el terreno de los deportistas con movilidad restringida y de visión.
Introducción sobre el deporte adaptado
El deporte adaptado es un tipo de actividad física que intenta hacer posible la práctica deportiva a personas que tienen alguna discapacidad o condición especial de salud. Como el propio término indica, consiste en adaptar los distintos deportes a las posibilidades de los deportistas o en crear deportes específicos, practicados exclusivamente por personas con problemas físicos, psíquicos o sensoriales.
Cómo se clasifica el deporte adaptado
La clasificación de la discapacidad permite que los integrantes se agrupen de acuerdo a sus limitaciones y poder competir en igualdad de condiciones
- Deportes para personas con discapacidad sensorial (visual y auditiva). Se entiende por discapacidad sensorial aquella provocada por una disminución fisiológica o sensorial auditiva o visual.
- Deportes para personas discapacidad psíquica (discapacidad intelectual y enfermedad mental). La discapacidad psíquica consiste en una disminución psicológica o psíquica del individuo
- Deportes para personas con discapacidad física-funcional (lesión medular-espina bífida, parálisis cerebral, amputaciones, otras discapacidades físicas). Las discapacidades físicas o motrices son provocadas por una disminución anatómica o física. Se puede tratar de monoplejía, paraplejia, tetraplejia o hemiplejia.
Los principales obstáculos a la hora de incorporar al mundo del deporte a estos deportistas son:
- Apoyo institucional.
- Barrera personal y familiar.
- Barrera en la información.
- Barrera en la formación de técnicos y voluntarios.
- Barrera en los organizadores.
- Barrera en la inscripción a la prueba.
- Barrera en los centros deportivos.
Apoyo institucional
Los deportistas y guías destacan que, igual que en otro tipo de deportes en los que participan personas con diversidad funcional del tipo que sea, existe una falta de apoyo institucional para la inclusión de las personas que presentan estas características.
Barrera personal y familiar
La participación, en algunos casos, encuentra limitaciones de tipo personal o del entorno cercano, que por proteccionismo o miedo reduce su práctica en actividades físicas y en medio natural, tal y como destacan algunos de los deportistas y guías participantes.
Barrera en la información
La información sobre las características técnicas y ambientales de una actividad o ruta es determinante para el deportista con diversidad funcional, como para el guía. La calidad y la cantidad de la información es determinante, pero sobre todo la organización de la misma, dado que en casi ningún caso se ofrece el detalle del terreno en todos sus parámetros determinantes para el guiado en ruta.
Estamos en la era de las comunicaciones y de la accesibilidad de las nuevas tecnologías, pero los formatos de los documentos son determinantes para que estos sean accesibles por las personas con diversidad funcional visual. Los documentos en formato pdf, las capturas de pantalla o las imágenes son elementos inaccesibles si no existe una persona que interprete o lea el contenido a la persona con ceguera o deficiencia visual.
La información es válida pero no ajustada a las necesidades de interpretación para las personas con diversidad funcional visual, dado que hay detalles que, si bien para un deportista con ningún tipo de problema son solventables sin aclaración previa, se pueden convertir en un elemento de peligro y difícilmente sorteable para alguien que no tiene visión, aunque esté apoyado por un guía.
Barrera en la formación de técnicos y voluntarios
La formación y la experiencia del personal técnico y voluntarios de las rutas por montaña sobre las características y necesidades de personas que participan en rutas por montaña es vital, y se destaca la importancia que desde las diferentes entidades implicadas no se ofrezca ningún tipo de formación o asesoramiento sobre el tema, dando lugar a situaciones de inseguridades por parte de personas implicadas en el desarrollo de las carreras y más directamente los que ofrecen atención al deportista.
La capacitación y la formación no sólo son escasas en el caso de voluntarios que ejercen como guías, sino en el caso de los técnicos especialistas que diseñan y ejecutan las rutas.
La participación es posible siempre que se realicen los apoyos necesarios para el desempeño y la inclusión real como un deportista más. Estas medidas van desde reservar en avituallamientos hasta planes de evacuación alternativos, o simplemente personal de apoyo en los vestuarios o zonas comunes.
Barrera en los organizadores
Las percepciones y actitudes de organizadores hacia las personas que presentan diversidad funcional en ocasiones limitan esta participación, por la sugerencia de no participar sin valorar las capacidades deportivas y limitarse al déficit en cada caso.
Barrera en la inscripción a la prueba
En las inscripciones a las rutas, actualmente existe una problemática en la falta de accesibilidad de las plataformas on-line, por lo que una persona con algún tipo de diversidad funcional visual necesita de un apoyo personal externo para poder inscribirse. Además, muchos destacan la importancia del guía y la falta de ayudas y apoyos a reducción de precios o facilitar esa inscripción cuando las plazas de la marcha se han acabado.
Barrera en los centros deportivos
La limitada infraestructura en los centros deportivos en los que se realiza la fase de llegada de los deportistas, por falta de espacio o personas que asistan, ya que si una mujer es guiada por un hombre o al contrario, es necesario una persona asistente del género correspondiente.
Cada persona con discapacidad es diferente, por lo que puede resultar accesible para una persona, puede no serlo para las demás. Además, el hecho de mejorar la accesibilidad para las personas con discapacidad puede ser una mejora para otros grupos de interés (ej. infancia, personas mayores, etc.).
Soluciones adaptativas:
Hay numerosas adaptaciones o modificaciones que se deben realizar en los deportes para que sean considerados deportes adaptados. Las modificaciones pueden ser:
- Adaptaciones en el espacio.
- Adaptaciones en el material.
- Adaptaciones técnico-tácticas.
Adaptaciones en el espacio:
Los senderos de accesibilidad universal, si bien pueden ser admitidos en ciertos puntos de interés (ej: miradores, zonas recreativas, entorno de las casas del parque o puntos de información) no deben de ser el objetivo a conseguir de forma generalizada. Son elementos con un alto impacto ambiental y muy costosos tanto de construir como de mantener a lo largo de los años.
Con todo lo anteriormente planteado, existe la siguiente catalogación de senderos en cuanto a lo que la accesibilidad se refiere:
– Senderos accesibles, bajo criterios de Accesibilidad Universal, teniendo en cuenta no solo la eliminación de barreras físicas, si no teniendo en cuenta la información y comunicación generada.
– Senderos informados, en base a procesos de elaboración de la información que se proporciona con el objetivo de que sea la persona con discapacidad la que determine si el sendero es accesible o no para ella.
– Senderos practicables para personas con discapacidad, a modo de registro de senderos en los que se detalle si se ha llevado a cabo por personas con discapacidad, describiendo el tipo de discapacidad y los apoyos utilizados.
Como en tantas otras iniciativas de promoción de la práctica deportiva, la inversión económica suele ser un factor limitante para las actividades que persiguen la inclusión. Cuando una entidad se plantea la compra de una silla todo terreno, su precio puede bloquear el proyecto. Sin embargo, con frecuencia se invierten cantidades superiores para la adaptación física del entorno a través de la construcción de infraestructuras artificiales que favorezcan la accesibilidad de la naturaleza.
Sendas Braille:
Las sendas Braille proporcionan cuerdas guiadas y braille de señalización para que una persona con discapacidad visual pueda caminar sin ayuda y disfrutar de experiencias sensoriales, así como que caminan a lo largo, como tocar árboles, sentir textura de hojas y corteza de árboles, etc.
Con este tipo de asistencia, las personas con discapacidad visual no sólo pueden disfrutar de la naturaleza de una manera relajada e independiente, sino hacerlo sin sentir ansiedad sobre lo que viene adelante.
Esta decisión tiene una consecuencia inmediata: el deterioro de la calidad ambiental de esos entornos silvestres. En resumen, a las personas con discapacidad se las priva del disfrute de entornos silvestres, no modificados, auténticos.
Adaptaciones en el material.
No debemos de quedarnos sólo en la accesibilidad del espacio, ya que existen herramientas que sin necesidad de intervención sobre el terreno hacen posible el desarrollo de actividades inclusivas.
Ejemplos:
Kayak tándem
Los kayaks tándem son kayaks para dos personas en los que un deportista rema con un voluntario o miembro del personal entrenado. Son ideales para los que reman por primera vez o para los que necesitan la ayuda de un guía.
Deportes de invierno
Si ya en los deportes de Invierno no adaptados, el material utilizado (esquís, tablas, etc.) juega un papel determinante a la hora de poder desarrollar la actividad, en el ámbito de los deportes de invierno adaptados, el empleo del mismo adquiere una dimensión que supera al simple rendimiento, ya que la correcta adaptación de dichos materiales constituye el elemento esencial a partir del cual resulta posible la participación de estos atletas. De igual forma y debido a su nivel de sofistificación, complejidad y precio, dicho material puede llegar constituir una barrera que dificulte el acceso de las personas con discapacidad a la práctica de este tipo de actividades.
En los últimos años, el diseño de este tipo de materiales y más en concreto el destinado a la práctica del esquí en posición de sedestación, ha evolucionado de forma exponencial, incluyendo elementos como la suspensión de doble amortiguación o la posibilidad de ajustar el centro de gravedad del conjunto, así como el establecimiento de múltiples puntos de giro que permiten que el esquiador se mantenga inmóvil mientras el mono-ski o bi-ski se mueve hacia arriba/abajo y/o de lado. Enumeramos a continuación algunos de los materiales más empleados.
Mono-Esquí:
Es una silla moldeada unida a un esquí que se utiliza de forma simultánea al empleo de estabilizadores de mano. Este elemento puede ser difícil de utilizar, debido a que demanda de forma simultánea tanto de un adecuado sentido del equilibrio como de una cantidad considerable de fuerza. Está diseñado para personas que han sufrido amputaciones dobles o con espina bífida, así como aquellos aquejados de esclerosis múltiple y distrofia muscular.
Su diseño permite un fácil acceso del deportista al elemento, a la vez que hace posible que el esquiador pueda contar con un alto grado de independencia. De esta forma y mediante el empleo de este elemento, se puede optar a conseguir un nivel muy alto de esquí, facilitando incluso el acceso de los esquiadores con discapacidad a terrenos de elevada dificultad. La imagen muestra uno de estos dispositivos
Skibob:
Desarrollado originalmente en Alemania y Austria a finales de los años 60 del pasado S. XX, fue especialmente diseñado para personas con parálisis cerebral. En la actualidad, este dispositivo se ha mejorado hasta el punto de incluir una adaptación para los pies (que se mantienen fijos y alineados respecto a la dirección de avance) así como un sistema específico que facilita su transporte en telesilla.
Tres huellas:
Se utiliza un esquí normal y dos estabilos largos formando de esta forma los tres puntos de apoyo, hecho que posibilita un rápido aprendizaje de los deportistas que emplean este tipo de material. Está indicado para personas que han sufrido la amputación de uno de sus miembros inferiores, o para aquellos que presentan hemiplejia o han sufrido poliomelitis.
Cuatro huellas:
Se utilizan dos esquís normales y dos estabilos. Se pueden utilizar unos dispositivos de sujeción adicionales que conectan las puntas de los esquís para evitar que éstos se crucen, mejorando de esta forma el equilibrio general del esquiador. Este tipo de dispositivos pueden ser utilizados personas con parálisis cerebral, espina bífida, lesiones medulares incompletas, esclerosis múltiple, lesión cerebral o personas que han sufrido amputaciones bajas de los miembros inferiores, de forma que casi cualquier persona que ande con bastones, podrá esquiar gracias a la utilización de este sistema.
Estabilos:
Son bastones adaptados con unos esquís pequeños en los extremos. Proporcionan estabilidad y permiten girar al esquiador. Los utilizados en el mono-ski y bi- ski son similares a éstos pero más cortos. La imagen muestra varios de estos dispositivos.
Ciclismo adaptado:
El ciclismo no es sólo para los deportistas que pueden subir puertos de montaña míticos y recorrer cientos de kilómetros en pocos días. Ya sea un medio de transporte, una actividad de ocio o un deporte, la gran fuerza del ciclismo es sobre todo que es accesible a todos y que borra las diferencias. Sobre una bicicleta, no hay color de piel, ni origen, ni riqueza o pobreza, ni personas sanos o discapacitadas. Todos están unidos en el mismo esfuerzo. Pero más importante que el rendimiento deportivo, es superarse a uno mismo. Demostrarte a ti mismo que puedes hacerlo y recuperar la confianza en ti mismo. Y los discapacitados también tienen derecho a sus grandes escapadas en bicicleta.
Bicis tándem
Un tándem es una bicicleta para dos personas, estas van dispuestas una frente a la otra. Ambas participan en el movimiento de ésta a través del pedaleo. Transmiten la fuerza a la rueda trasera. Se utilizan dos cadenas, una que conecta los plantos de ambos pilotos y otra que transmite el momento de fuerza de éste a la rueda de tracción trasera. En cambio, la dirección, los frenos y el cambio de marchas sólo lo controla el piloto delantero.
Hand bike.
La handbike, es una bicicleta reclinada que permite al ciclista sentarse y pedalear utilizando los brazos. La inclinación del asiento suele ser regulable, para que puedas encontrar la posición más cómoda para tu discapacidad. Está equipada con un sistema de dirección pivotante que permite girar a izquierda y derecha con un simple movimiento de la pelvis. Este tipo de bicicleta es ideal para las personas que han perdido el uso de las piernas.
Hub Bike
Para las personas con discapacidades más mentales o sensoriales, está la Hug Bike. Se trata de una bicicleta tándem con 2 manillares que permite, sobre todo a las personas autistas, disfrutar de un paseo en bicicleta. El segundo manillar de esta «bici» es para la persona sin discapacidad que va detrás. Es mucho más grande, por lo que resulta más seguro y tranquilizador para el ciclista de delante, que tiene la sensación de que le envuelven los brazos.
side-by-side
Piloto y acompañante van uno junto al otro. Ambos participan en el movimiento. Un tándem side by side ofrece a las personas con discapacidad y a quienes ya no pueden participar de forma independiente en el tráfico la oportunidad de redescubrir la libertad y volver a ser activos al aire libre.
Silla tándem de descenso
El piloto, que ha recibido una formación especial, se sienta en unas palas que le proporcionan un apoyo estable y dirige las ruedas delanteras del Cimgo con la ayuda del manillar basculante. El pasajero va cómodamente sentado en un asiento tipo cubo. Es apto para todo el mundo sin límite de peso ni de discapacidad.
Silla todo terreno 3 ruedas
Silla eléctrica todo terreno con ruedas delanteras plegables para evolucionar incluso en pasajes estrechos. Para las personas que quieren explorar la naturaleza de una manera juguetona. Manejo fácil y seguro gracias a los diferentes modos y al limitador de velocidad.
Silla todo terreno 4 ruedas
Sillas de ruedas motorizadas todo terreno. Es una silla de ruedas eléctrica todo terreno que hace accesibles los senderos naturales. Tiene la particularidad de estar controlada por un joystick (o por la barbilla como opción) y de disponer de reposabrazos ajustables.
Huckleberry Hiking
Permite que las familias puedan realizar actividades al aire libre con un niño que tiene necesidades especiales. Se trata de un carrito diseñado para que un cuidador pueda arrastrar a una persona de hasta 45 kilos por senderos de una sola pista o terrenos irregulares como playas, sintiendo sólo el 25 por ciento de su peso. El sistema utiliza lo que básicamente es un armazón de mochila como «arnés Sherpa» para unir a un padre con su hijo discapacitado.
Champa Bike
La Champa Bike es como un carreta con un sillón en el medio, con tapicería que puede resistir los elementos, reposabrazos plegables y reposapiés ajustables.
Cuenta con una rueda con llanta reforzada y suspensión hidráulica, que cambia de posición según las necesidades del camino. Los manillares laterales se extienden tanto por delante como por detrás, para ser guiados y soportados por dos personas.
En nuestro diseño, nos enfocamos en la seguridad y comodidad del usuario de forma que añadimos una barra antivuelco que protege la cabeza del usuario.
Julietti de Montanha
Básicamente, la silla de senderismo tiene un asiento y un respaldo acolchados, cinturones de seguridad, un reposapiés, una rueda central bajo el asiento, dos barras delante y dos detrás para que otros ayudantes tiren y empujen, y varillas o barras laterales para estabilizar la silla de senderismo cuando está parada y los ayudantes quieren descansar. Dependiendo del modelo, también pueden llevar frenos y amortiguadores.
Dependiendo de la ruta a recorrer, el grado de dificultad y la longitud, es recomendable ir con al menos otras tres personas, para poder turnarse, ya que el esfuerzo acaba siendo grande.
TrailRider de Black Diamond
Las sillas son típicamente asistidos por 2-6 sherpas voluntarios.
Silla Joëlette
Silla todoterreno de una sola rueda que permite realizar senderismo por el campo y montaña a personas con discapacidad física. Dispone de 2 barras en la parte anterior y otras dos barras en la parte posterior, así como patas para estabilizar la silla en los períodos de descanso.
Gracias a su rueda única y su sistema de suspensión, la Joëlette permite acceder a lugares que son inaccesibles a las sillas de ruedas convencionales.
JINRIKI.
JINRIKI» es un dispositivo de ayuda a la movilidad en silla de ruedas convencional que tiene un armazón en forma de bastón unido a la silla de ruedas y se puede tirar de él desde la parte delantera como si fuera un carrito.
Es una solución sencilla y potente que permite el acceso en silla de ruedas a aquellos lugares normalmente inaccesibles para los usuarios de sillas de ruedas
Adaptaciones técnico-tácticas.
Se puede lograr a través de, al menos, tres acciones básicas:
información.
Inversión en equipos adaptados.
Formación en técnicas de guiado.
Información:
La información detallada de las características limitantes en cada entorno natural (por ejemplo, de una ruta) para el acceso de las personas con dificultades específicas.
Escala Galeo
Tomado de: LIBRO DE ACTAS I CONGRESO DE MONTAÑISMO INCLUSIVO 2023
Ponencia Inicial: pasado, presente y futuro de la accesibilidad de los itinerarios de naturaleza – La escala Gáleo. Una propuesta para graduar e informar sobre la accesibilidad de los itinerarios en la naturaleza
Esta acción está orientada a la normalización de la participación tratando de no etiquetar o clasificar la accesibilidad de un espacio, sino de ofrecer información útil para que cada persona pueda decidir el grado de accesibilidad en función de sus propias características. Atiende a una visión inclusiva y universal de la diversidad, donde la diferencia es lo normal. En este sentido, se diseñó la Escala Gáleo para que la utilizara el profesorado con alumnado con necesidades educativas especiales cuando fuera a realizar una excursión por el medio natural. La información que nos da esta herramienta sirve para todas las personas, independientemente de sus características.
Esta herramienta, como veremos más adelante, a diferencia de la escala MIDE o las escalas de graduación de la escalada, no está pensada para generar contenido estático como la información en un panel, un folleto o una página web, sino que sirve para que podamos diseñar adecuadamente rutas en la naturaleza.
Esta herramienta tampoco pretende establecer si un itinerario es o no accesible, sino que aporta información relevante para que la persona que va a diseñar la ruta, o la persona que la va a recorrer, decida en qué medida lo es en base a las características de los participantes. Por tanto, no sirve para clasificar rutas accesibles, porque éstas lo son solo en función de los condicionantes que cada persona tenga para recorrerla. Además, como veremos, el uso de medios de apoyo como la barra direccional, la silla monociclo todoterreno o la ayuda directa de otra persona pueden servir para reducir las barreras y superar las dificultades. Realmente, la práctica de los deportes en la naturaleza va de esto: lograr los retos y desafíos mediante la superación personal y la cooperación con otras personas.
La herramienta se compone de tres partes:
Una escala graduada de cinco variables.
Un texto descriptivo que aporte información relevante y detallada de los obstáculos de accesibilidad.
Una representación gráfica esquemática que incluya un croquis de la ruta y unos iconos que localicen los puntos o tramos que puedan suponer una barrera de accesibilidad. También puede ser un mapa, si este es suficientemente sencillo y claro.
Estos tres elementos se complementan entre sí y permiten ofrecen una información más completa y dinámica.
Escala graduada
La escala graduada se ha basado en cinco variables relacionadas con las barreras de accesibilidad que presenta en entorno por donde transcurre la ruta. Las tres primeras hacen referencia a las características físicas, la segunda a las características ambientales y la tercera a cuestiones de carácter humano. Todas ellas condicionan el desenvolvimiento de las personas a lo largo del itinerario, pero lo hacen de manera diferente en función de las características de cada persona.
Tabla 1. Magnitudes que mide la escala.
Variable |
Condicionante |
Terreno |
Habilidad, Riesgo |
Pendiente |
Habilidad, Esfuerzo |
Distancia |
Esfuerzo, Duración |
Medio ambiente |
Riesgo, Habilidad |
Aislamiento |
Riesgo, Incertidumbre |
Todas las variables se gradúan en cuatro niveles, desde el cero al tres. Estos niveles no son proporcionales, sino que responden a diferentes umbrales de accesibilidad, asumiendo que es imposible una regla a la vez simple y universal.
Las variables por sí solas no son relevantes, deben ser combinadas para poder tener una idea de las dificultades de accesibilidad que plantea el itinerario. Es decir, un terreno sencillo con mucha pendiente y desnivel pueden representar una dificulta para algunas personas que no pueden mantener un esfuerzo físico continuado. Por otro lado, un terreno muy complejo, aunque tenga poca pendiente y sea corto o puntual, puede representar una barrera insalvable para una persona con movilidad reducida.
Terreno
Esta variable define las características del terreno físico. Además de los obstáculos del suelo, valora aspectos relacionados con los que pueda haber en los laterales y sobre nuestras cabezas. De este modo, refiere a la irregularidad e inestabilidad del terreno, así como de la presencia de vegetación u otros elementos que puedan dificultar nuestro desplazamiento. Mientras que los primeros son una dificultad para las personas con movilidad reducida, los otros lo son para personas con problemas de visión (por ejemplo, ramas o salientes rocosos que se cruzan a la altura de la cabeza). Los niveles son:
T 0: Caminos amplios, de firme uniforme, ausencia de vegetación u otros elementos que dificulten el tránsito o que aumenten la incertidumbre.
T 1: Senderos con firme sólido, pero sinuosos y con vegetación frondosa en sus márgenes. En ocasiones con obstáculos salvables como regueros o pequeñas rampas.
T 2: Senderos angostos, con frecuentes obstáculos salvables y/o vegetación que dificulta el tránsito.
T 3: Rutas de montaña de gran complejidad, con frecuentes obstáculos, algunos con cierto peligro por su inestabilidad o dificultad, donde en ocasiones requiere técnicas de progresión especiales (roque- do, pedreras, neveros, etc.).
Pendiente
Esta variable define la inclinación del sendero. Se trata de una variable que condiciona especialmente al esfuerzo requerido y a la complejidad para superar esos tramos. Se mide el porcentaje debido a la facilidad para valorarlo conociendo la distancia y el desnivel salvado. Si se superan 10 m. de altura en 100 m. significa que la pendiente tiene un 10%. Este valor puede ser tanto positivo como negativo, ya que también los descensos suponen una complejidad si la pendiente es pronunciada. En ese caso, se añadirá un signo negativo delante del porcentaje (por ejemplo, -10%) en el caso de que la ruta sea de un único sentido. En caso de que la ruta pueda transcurrir en ambos sentidos, se indicará en qué sentido del recorrido encontraremos el valor positivo.
P 0: Pendientes menores del 5%
P 1: Pendientes entre el 5% y el 20%
P 2: Pendientes entre el 20% y el 50%
P 3: Pendientes superiores al 50%
Distancia
Esta variable informa sobre la distancia y, por tanto, la duración del esfuerzo por tramos o en la totalidad de la ruta. Combinada con las dos anteriores, nos dará una idea de la duración de la ruta. Habitualmente se establece un ritmo de marcha en función de la distancia, incrementado por el desnivel positivo acumulado. Como regla general, en senderismo se estima que recorremos unos 3 o 4 Km/h y ascendemos unos 200 o 300 m/h. En el caso de personas con dificultades para desplazarse por terreno natural, estos tiempos aumentan con un rango de variabilidad muy amplio. Es frecuente llegar a recorrer 2 Km/h y ascender 100 m/h cuando la ruta la realizan personas con dificultades para la locomoción. Por este motivo, los niveles de graduación de la distancia se basaban originalmente en dos criterios, sin embargo, actualmente proponemos emplear solo uno y combinarlo con el resto de variables para defi- nir su accesibilidad (tabla 2).
Tabla 2. Graduación en función de la distancia
D 0 |
Hasta 2 Km. |
D 1 |
2-10 Km. |
D 2 |
10-20 Km. |
D 3 |
Más de 20 Km. |
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Medio ambiente y Meteorología
Las condiciones medioambientales y la meteorología influyen de manera drástica en la accesibilidad de una ruta e, incluso, en su seguridad. Los agentes meteorológicos pueden cambiar la configuración y estabilidad del terreno, como la lluvia y el hielo, o las posibilidades para orientarse, como la niebla. Además, el frío excesivo o el calor sofocante pueden ser determinantes para impedir que determinadas personas puedan realizar la ruta, como los más pequeños o personas muy mayores o enfermas.
Esta variable no es estática, por lo que se emplea para la planificación de las actividades. En caso de usar la escala Gáleo en la elaboración de información estática, como una guía o un panel informativo, se ha de recurrir a información referida al clima estacional habitual en el lugar, advirtiendo de la importancia de consultar la previsión meteorológica e informando de cómo afectan determinadas condiciones ambientales a la ruta. Por ejemplo, si en determinadas épocas del año se experimenta una explosión de polen, se ha de advertir para que las personas con problemas respiratorios lo tengan en cuenta a la hora de planificar su visita a este lugar. Una solución para este tipo de información estática puede ser nivelar por estaciones o periodos concretos de tiempo. Según el ejemplo anterior, se podría en qué épocas del año sería relevante el nivel M 2 por polen.
Las condiciones ambientales y la meteorología son variables sujetas a la probabilidad y a la gravedad de las consecuencias. Por ese motivo, realmente es la combinación de estos dos factores del riesgo (probabilidad y gravedad) los que determinarán la graduación.
M 0: Meteorología y condiciones ambientales favorables, estables y previsibles.
M 1: Indicios de inestabilidad meteorológica o condiciones ambientales ligeramente adversas (frío, calor, lluvia ligera, etc.)
M 2: Previsión certera de problemas ambientales y meteorológicos (polen, lluvia, frío o calor moderado, niebla densa, etc.)
M 3: Meteorología y condiciones ambientales adversas severas (tormentas, nevadas, calor y frío extremo, viento fuerte, etc.)
Aislamiento y falta de autonomía
La última de las variables afecta a aspectos que habitualmente pasan desapercibidos. Realizar rutas en la naturaleza implica generalmente alejarse de las zonas urbanizadas y, por tanto, de los lugares donde los servicios de emergencias pueden actuar con mayor rapidez. Podemos encontrar condicionantes personales como el embarazo avanzado o las enfermedades que puedan desencadenar situaciones de urgencia vital que necesitan tener una cobertura telefónica estable y la posibilidad de una evaluación sencilla y rápida.
Asimismo, la falta de autonomía de los participantes puede implicar que ante una necesidad urgente o emergencia tengan dificultades para resolverlas.
Como vemos, esta variable no depende del entorno físico por el que transcurre la ruta, sino de las posibilidades para contactar con apoyo externo o para ser autónomos en la resolución de la urgencia. Esta variable se ha de tener en cuenta sobre todo para la planificación de las actividades.
Los niveles de aislamiento y falta de autonomía son los siguientes:
A 0: Total autonomía de los participantes o grandes posibilidades de ayuda externa, fácil comunicación y proximidad del punto de apoyo externo. Cobertura telefónica excelente.
A 1: Grupo con ciertas carencias en la ratio o transitando por terrenos algo alejados o con determinadas dificultades para el acceso del apoyo externo. Cobertura telefónica de baja intensidad.
A 2: Grupo con grandes carencias en la ratio o bastante aislados del exterior. Cualquier contratiempo supone una minuciosa labor de socorro externo o de autosocorro. Cobertura telefónica con zonas de sombra.
A 3: Total aislamiento con el exterior o nula autonomía de las personas que participan. Requiere de grandes planes de previsión de accidentes o incidentes y de una gran capacitación para el autosocorro de los responsables de la actividad. Cobertura telefónica nula en toda la zona.
Descripción detallada
Lo más importante de esta parte es aportar información lo más relevante posible para la persona que diseña la ruta o que va a transitarla. Es muy difícil dar información intentando dar respuesta a la amplísima diversidad de personas que podrían recorrer una ruta. Para un profesional al cargo de un grupo, esto es más viable, pero para una institución que quiere informar acerca de una ruta, esto es casi imposible. Sin embargo, sí que podemos atender a algunos aspectos que nos guíen en la redacción de estas descripciones.
En primer lugar, estos textos han de ser concisos y claros para permitir su comprensión a todas las personas. Por tanto, evitaremos tecnicismos y redacciones enrevesadas.
Hay que informar del terreno en base a tres cualidades:
Forma o configuración. Describir el tamaño y la frecuencia de los obstáculos, así como sus características morfológicas. Por ejemplo: raíces frecuentes, escalones rocosos de menos de 40 cm., cruce de arroyos de 1 m., barro profundo, etc.
Estabilidad. Describir si estos elementos son estables o se pueden mover a nuestro paso, lo que podría desequilibrarnos. Por ejemplo, piedras sueltas, pendiente de hierba resbaladiza en días de lluvia o a primeras horas de la mañana, etc.
Peligro. Describir si existen focos de riesgo. Aunque esta información la podríamos obtener del MIDE, se debe complementar con información puntual que afecta a la accesibilidad. Por ejemplo, un abismo que pueda bloquear a una persona con vértigo, aunque no haya riesgo de caída, desprendimiento y caída de rocas superiores, ganado suelto, sendero angosto con arbustos con pinchos, panales de abejas cercanos, etc.
Esta información detallada se puede complementar con información relacionada con las posibilidades que ofrecen los equipos de apoyo a la accesibilidad para superar determinadas barreras. Actualmente existen varias herramientas que han supuesto una gran ayuda, como la barra direccional, la silla todoterreno, los bastones o, más recientemente, el NW- Blind para la marcha nórdica. En las descripciones se puede añadir mención expresa a las posibilidades que ofrecen estos recursos para superar, o no, los obstáculos. Por ejemplo, explicar en qué medida un tramo estrecho, pedregoso y de una inclinación significativa a lo largo de un par de kilómetros (T2, P2, D1) se puede solventar con una silla todoterreno. O, por el contrario, los problemas que podemos encontrar para pasar esta silla en un paso puntual demasiado estrecho, como un torno en una valla.
No olvidemos emplear tipografías y recursos que favorezcan la accesibilidad de los textos, desde el Braille en soportes físicos o los textos alternativos de las imágenes en los digitales, a la elección de tipografías más accesibles y contrastes de color adecuados.
Croquis y representación gráfica
Del mismo modo que se realizan croquis para las vías de escalada, especialmente útiles en las vías clásicas de varios largos, un buen croquis ayudará a sintetizar la información más relevante. En los croquis se complementarán dos recursos:
Representación gráfica de la ruta. Se empela simbología sencilla y clara para representar el itinerario y los accidentes geográficos más relevantes para guiarse y para identificar los obstáculos o barreras de accesibilidad.
Símbolos graduados de accesibilidad. Se trata de tres símbolos que representan tres niveles de accesibilidad. Se añaden cuando hay una barrera puntual o de tramo suficientemente relevante para ser indicado en el croquis. Su forma y color se relacionan con los códigos de información vial, de este modo, si no se puede colorear, la forma será suficiente para reconocerlos. Además, se asocian nemotécnicamente a su forma para recordarlos mejor (I con el rectángulo azul, A con el triángulo amarillo y O con el círculo rojo).
Figura 2. Símbolos de accesibilidad
Según la escala, los niveles cero no requieren de información relevante, por lo que no tienen símbolo. A partir de los niveles 1 se van a dar diferentes circunstancias para atribuir un símbolo de accesibilidad, generalmente por combinación de las tres variables que determinan las características físicas del itinerario. Por ejemplo, la combinación de un T1 por obstáculos en el terreno, combinada por un P2 y D2 puede dar como consecuencia que ese tramo tenga un nivel △. Esta valoración afecta a un tramo, por lo que se debe indicar en el croquis y, sobre todo, en la descripción. Con mayor frecuencia, los símbolos se indican en lugares concretos como, por ejemplo, una escalera de mano para salvar un obstáculo puede ser un nivel . Estos símbolos son más fácilmente señalizables en el croquis. En ocasiones el nivel se puede emplear para indicar niveles bajos de inaccesibilidad, aunque suficientemente relevantes, o bien para indicar puntos de adaptación de la accesibilidad, como puertas accesibles, pasarelas o rampas.
En cualquier caso, estos símbolos no ofrecen información suficiente si no van acompañados de su correspondiente graduación mediante la escala y una adecuada descripción. Para lograrlo, se pueden identificar estos símbolos mediante una numeración que interrelacione el texto y el croquis.
El croquis o mapa ha de ser limpio y esquemático, empelando una simbología reconocible. Aunque también puede ser un plano o una vista aérea, éstos suelen ser más complejos de interpretar para algunas personas. Siguiendo los criterios de coloración de los mapas de orientación, la simbología del croquis seguir un código de colores: azul para los elementos de agua, negro para los elementos artificiales, marrón o sepia para los elementos del terreno y verde para los elementos vegetales. Si no podemos emplear color, su forma ha de ser inconfundible y debería ir descrita en una leyenda. El nivel de precisión de los mapas de orientación nos permite emplear símbolos más específicos que los mapas topográficos convencionales (escarpes, rocas, escaleras, etc.). Tan solo se ha de evitar excesiva densidad de simbología, dejando únicamente lo relevante.
Esta escala no pretende identificar barreras para eliminarlas artificialmente, transformando el entorno, sino que quiere servir de ayuda para anticiparse y preparar las actividades con mayor seguridad disfrutando del entorno tal y como es. En este sentido, el empleo de herramientas de accesibilidad como la barra direccional o la silla todoterreno se han de tener en cuenta para valorar el grado de accesibilidad de una ruta. Es decir, una misma graduación puede ser más accesible a una persona invidente con barra que sin ella o una persona con movilidad reducida empleando una silla todoterreno.
Planificación:
Planificar una excursión con personas que tienen necesidades de adaptación no es muy diferente de planificar una excursión con cualquier otra persona. Simplemente hay que averiguar cuáles son las habilidades de cada uno, tener en cuenta sus niveles de resistencia y encontrar una excursión que se ajuste a esas preferencias.
Antes incluso de elegir el sendero, una de las cosas más importantes que hay que tener en cuenta es el acceso al mismo. El aparcamiento puede ser un factor importante. Alguien que utilice una silla de ruedas puede no ser capaz de salir de su coche si tiene que aparcar demasiado apretado. Una persona con resistencia limitada puede gastar toda su energía en llegar desde el aparcamiento hasta el inicio del sendero. Esto no significa que tengas que evitar los senderos populares, sino que tendrás que elegir el momento o el punto de partida con más cuidado. El sendero en sí puede ser perfecto, pero si no puedes llegar a él, no tiene sentido.
En cuanto a la ruta en sí, preguntar a la gente con la que vas a hacer senderismo qué es lo que esperan. La elección del sendero es la misma que en una excursión normal. ¿Cuál es la forma física de los miembros del grupo y cuáles son sus expectativas? Tratar de obtener toda la información posible sobre el estado actual del sendero: puede que fuera apto para una silla de ruedas cuando se construyó, pero si ahora está erosionado, eso cambia las cosas. Por último, «accesible» no siempre significa pavimentado. Los senderos de superficie natural pueden ser accesibles para las sillas de ruedas, y hay muchas personas con discapacidades que también pueden recorrer senderos técnicos.
De este modo, proponemos los siguientes criterios de intervención para lograr la accesibilidad al medio natural.
1º La normalización de la práctica, escogiendo la actividad adecuada a todos los participantes y promoviendo la sensibilización sobre la diversidad y la inclusión.
2º La adaptación de la actividad, por ejemplo seleccionando el espacio de práctica y las tareas a realizar en él.
3º El apoyo de otras personas para superar las barreras de accesibilidad, empleando o no equipos específicos de deporte adaptado, como la barra direccional o la silla todo terreno.
4º La transformación del entorno, eliminando barreras, como rocas o pendientes pronunciadas, y creando infraestructuras artificiales, como rampas o bordillos. Estas medidas son imprescindibles en entornos urbanos, pero deberían ser evitables en entornos naturales, salvo en espacios ya alterados, como los aparcamientos de un área recreativa.
No hay diferencia real entre guiar a una persona ciega y a una persona que ve. Es un poco más laborioso y que consume mucho tiempo.
- Elija una ruta adecuada en función de los deseos del cliente, la aptitud y el grado de ceguera (en ese orden). Claramente se requiere cierto sentido común, pero la mayoría de las rutas son accesibles para la mayoría de los clientes con una planificación y preparación adecuadas.
- Los paseos con clientes con visión parcial normalmente tardarán mucho más que con los de visión. Además, recuerde que los clientes con visión parcial probablemente perderán la visión que tienen a medida que la luz se desvanece, por lo que es importante planificar en consecuencia.
- Una guía podría ser suficiente para ayudar a un cliente en forma, con visión parcial. Sin embargo, a menudo se requerirán más, sobre todo si el terreno es complicado. Las habilidades requeridas de estas guías no son diferentes a las habilidades que necesitan para otros clientes. Es sólo que ellos tengan que usarlos cada uno de ellos. Esto puede ser muy agotador.
- Hay pocas complicaciones adicionales de guiar a dos o más clientes parcialmente vistos en el mismo paseo. La carga de trabajo puede reducirse si van acompañadas de sus cuidadores, pero todavía es importante tener una guía apropiada para la relación cliente.
Modelo organizativo Corremontes
El modelo organizativo de las carreras Corremontes que permite elegir a los participantes, en cualquier momento de la prueba, la distancia a recorrer, premiando a quienes afrontan el reto de recorrer más distancia con las valiosísimas pulseras que se entregan en cada punto de control (recorridos de 3, 6, 8 o 13Km). Se informa a los participantes de las características de cada tramo de recorrido.
Inversión en equipos adaptados.
Somos conscientes de que el montañismo es desde siempre un deporte adaptado, es decir, muchas de sus modalidades precisan de adaptación, ya que la montaña es en sí misma un escenario hostil para el ser humano y se precisan de elementos de adaptación, como los crampones o piolets para posibilitar la progresión por hielo, los esquís o raquetas para progresar por nieve o simplemente usar pies de gato para escalar por paredes lisas y verticales. Por todo ello no es extraño que quien lo necesita tenga que utilizar herramientas que faciliten su movilidad y seguridad a la hora de afrontar determinadas actividades y que precisarán también de la ayuda de otros montañeros para su aplicación, hecho también nada ajeno al concepto tradicional de “cordada”.
Silla todo terreno
Como se ha visto anteriormente se trata de una silla mono rueda. Básicamente, la silla de senderismo tiene un asiento y un respaldo acolchados, cinturones de seguridad, un reposapiés, una rueda central bajo el asiento, dos barras delante y dos detrás para que otros ayudantes tiren y empujen.
NWBlind
Mediante la unión de cinturones y varillas flexibles, permite a las personas con discapacidad visual seguir el movimiento de la persona guía durante la práctica de la marcha nórdica, sin modificar la técnica propia de esta especialidad. Esta herramienta es extensible también a la progresión en terreno de montaña de baja dificultad.
Barra direccional
El guiado para ciegos en montaña se realiza con ayuda de la barra direccional. Se trata de una barra de unos 3 m. de longitud y unos 3 cm. De diámetro. Ha de ser resistente y ligera, pues no debe romperse mientras se efectúan maniobras complicadas en las que el usuario carga todo su peso para evitar la caída. Es importante que la posición central esté marcada para que el usuario la detecte al tacto. En lo posible de colores llamativos.
Equipo Barra direccional:
G1 o Guía delantero: es un montañero vidente, por lo general el mas experimentado del equipo. Sin embargo no es un puesto fijo y puede ser relevado por el G2.
B1: denominación dentro de la ONCE para los ciegos totales o con resto de visión muy disminuido. Ocupa la posición central
G2 o Guía trasero. Su misión es relevar al delantero y ayudarlo en las ordenes orales que se le puedan pasar por alto.
Esta configuración puede cambiar y el G2 ser un B2
Formación en técnicas de guiado. Técnicas de guiado de personas con visión reducida:
Guiado a la mochila:
El guía va delante y el deportista con visión reducida va detrás de él tocando con sus dedos la mochila o espalda del guía. Adicionalmente el guía puede ir advirtiéndole de algún obstáculo temporal (piedra, raíz, escalón etc)
Guiado a los pies:
El deportista con visión reducida sigue al guía mirando fijamente a los pies de éste primero. Es válido para deportistas B2 o B3. Es de gran ayuda que el guía lleve unas tobilleras de colores llamativos para facilitar su visión.
Guiado al hombro:
El deportista con visión reducida lleva su mano sobre le hombro a mano cambiada.
Guiado al codo:
El deportista con visión reducida se sujeta al guía en su codo andando en paralelo.
Acompañamiento:
El deportista con visión reducida puede circular libremente con el guía acompañándole a su lado
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